Jóvenes que dan ejemplo en Tolosa
Data: 25.05.2012 | Iturria: www.noticiasdegipuzkoa.com
Han sido voluntarios en un programa intergeneracional.
Todos los residentes del centro Uztarre, junto a voluntarios y profesores de Hirukide, en una foto de familia. (MSS)  

ACOMPAÑAR en su tiempo libre a personas mayores, compartir tardes de charla, realizar manualidades y actividades y, en definitiva, vivir experiencias que los han marcado de por vida. 70 alumnos y alumnas del colegio Hirukide han participado como voluntarios en un programa intergeneracional en el complejo asistencial Uzturre, donde han encontrado la mejor forma de invertir dos horas a la semana junto a los residentes del centro, personas mayores y enfermos mentales.

La idea nació del centro escolar Hirukide, que quería trabajar los valores del voluntariado a través de  un programa. “Se lo propusimos a los alumnos de la asignatura de ética y religión de segundo de Bachiller y nos pusimos en contacto con el centro, que acogió gustosamente la idea”, explicó la profesora Amaia Mancisidor. En este sentido, los escolares han compartido su tiempo con los residentes todos los jueves durante dos horas, en grupos de doce personas. “Al principio tenían cierto miedo a lo desconocido, pero han cambiado de opinión hasta el punto de que aún estando en exámenes muchos han venido a despedirse de los residentes en el cierre el programa”, añadió Mancisidor.

Experiencias

“Hemos estado como en familia”

Marta Teijeira e Iraitz Garitano son dos de los alumnos que han participado como voluntarios en el programa. “La asignatura de religión a veces es aburrida y este programa la ha enriquecido, porque hemos vivido momentos muy bonitos;por ejemplo, en Navidad cantamos con los residentes e hicimos crismas”, recuerda Marta. Iraitz coincide en los momentos bonitos que han vivido durante el curso, aunque reconoce que “al principio teníamos bastantes dudas, pero la experiencia ha sido tan bonita, que estábamos deseando de volver, porque hemos estado como en familia”. La ibartarra Arantxa Agirre, octogenaria residente en el centro, corrobora los buenos momentos que han compartido: “Se han portado con nosotros fenomenalmente, ayudándonos a pintar y a hacer manualidades. ¡No nos podemos quejar!”, exclamó.