¿Por qué soy voluntario/a?
Data: 14.02.2008 | Iturria: elcomerciodigital.com
Hace tiempo que un grupo de personas que llevan preguntando el motivo de mi participación en diversos grupos de Ongs, voluntariados, etc. Hoy quiero contestar. ¿Por qué soy voluntario/a?

Ángeles Panera

He ido poco a poco comprometiéndome en diferentes realidades de marginación y exclusión, los voluntarios comenzamos a descubrir las carencias. Los intereses ocultos, la manipulación que unas clases sociales o grupos de poder ejercen sobre los humildes de la sociedad.

Los voluntarios dejamos de ser sujetos pasivos, para convertirnos en agentes de cambio social. No aceptamos de la sociedad de valores que deshumanizan y aparta del bien común. Tratamos de mostrar un talante diferente, no queremos dejarnos llevar por las modas, ni la opulencia, ni por el "sálvase quien pueda". Nos negamos a aceptar la realidad tal cual se nos presenta, creemos firmemente en otro tipo de relaciones sociales, en la fraternidad, en la igualdad que se debe forjar por la lucha continua contra la discriminación, en la justicia tomando partido por los oprimidos. ¿Qué caracteriza a un buen voluntario? Es aquel que intenta actuar desinteresadamente, con responsabilidad sin remuneración económica, en una acción realizada en beneficio de la comunidad.

Es una actividad social y solidaria, es una decisión responsable que proviene de un proceso de sensibilización y conciencia, respetamos plenamente al individuo o individuos a quienes se dirige nuestra actividad y debemos trabajar a mi modo de ver en grupo. No queremos que se entienda el voluntariado como beneficencia: aquel que reparte las sobras y que mira por encima del hombro desde la superioridad cultural y social hacia los que reclaman su solidaridad. No es caridad: la caridad hoy ha de vivirse como solidaridad eficaz, buscando las raíces de los problemas para encontrar la solución, practicando la justicia debida hacia los injustamente tratados.

El voluntariado no es paternalismo, sino que intenta ayudar a los oprimidos despertándoles la dignidad que hay en ellos, la necesidad de que sean sujetos activos de su propia existencia, que luchen contra su discriminación y encuentren el puesto que le corresponde en la sociedad. Los voluntarios sociales no basamos nuestro trabajo en medidas asistenciales que lo único que provocan es prolongar en el tiempo la dependencia. Nuestros esfuerzo debe centrarse en acciones que busquen la promoción y la justicia hacia los excluidos; hemos de ser creativos para ofrecer propuestas concretas que logren el desarrollo humano suficiente para que puedan emprender el camino con dignidad y por sus propios medios.

Por supuesto los voluntarios no somos gente desocupada que no sabemos qué hacer con el tiempo; somos personas que no sólo queremos dedicar ese tiempo a estar con los amigos y amigas, leer, viajar, sino que también deseamos emplearlo en la entrega solidaria por el bien de los demás. Creo firmemente que las auténticas razones que mueven a tantos hombres y mujeres a dedicar su tiempo a los más desfavorecidos de la sociedad son: La conquista de una sociedad más equitativa, que reintegre en su centro a los que ahora habitan en la periferia. La indignación ante las desigualdades e injusticias sociales. El dolor ante la marginación y las muertes prematuras. La verdadera sed de justicia que afecta al corazón y que no puede permanecer indiferente ante tanto cinismo y tantos atropellos de los bien instalados. La consecución de una justicia efectiva está en nuestra mente, a nivel estructural y personal, pues no puede darse la una sin la otra. Desde mi pequeñez deseo que halla muchas más personas voluntarias, y que la acción voluntaria suene como una orquesta bien afinada, exigiéndole coordinación, coherencia y concentración de esfuerzos. El voluntario es siempre cun "coéquipie". La fragmentación no conduce a nada, y en el equipo cada cual juega en su propio lugar colaborando con el resto en función de la partida.

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