Voluntariado en verano: una asignatura obligatoria
Fecha: 27.06.2006 | Fuente: aprendemas.com
Actualmente en España hay más de un millón de voluntarios luchando por hacer del nuestro un mundo mejor. No se trata sólo de ayudar a los demás en muy diversos ámbitos, el voluntariado es también una experiencia personal muy útil para aquellos universitarios que en pocos años se incorporarán al mercado laboral. Es además un deber moral y un servicio necesario para la sociedad, de ahí que muchas universidades lo tengan como asignatura obligatoria.
 

Á. Aranda; F. Gómez

Los hay que prefieren un verano cargado de retos intelectuales, los hay con ganas de hacer sus pinitos en el mundo profesional, otros habrá, y no pocos, condenados sin remedio a hincar los codos, algo habrán hecho para merecerlo… claro que tampoco faltarán aquellos que no se van a perder sarao alguno, ni los ‘machacas’ que ya sólo piensan en un desafío deportivo de envergadura. Hay gente ‘pa to’ y seguro que también encontraremos muchos universitarios reconvertidos en el espécimen más genuino de nuestra fauna autóctona, fácilmente reconocible por su búsqueda obsesiva del ardiente elemento y por su talante siempre entusiasta ante las más despiadadas jornadas de playa. Ni lo uno ni lo otro, ni nada que se le parezca, están los que suspiran porque llegue el fin del curso académico para no hacer absolutamente nada.

 

Pero dejemos esta lista, pues innumerables, casi infinitas, son las maneras de aprovechar el verano. Especialmente los universitarios, ahora que las clases concluyen, tienen ante sí un largo período de tiempo del que, por fin, son dueños absolutos. Bueno sería que lo utilizaran en cosas realmente enriquecedoras. El tiempo que ahora sobra, pronto apremiará, y no hay cosa peor que arrepentirse a posteriori de no haber vivido con la máxima intensidad los mejores años de nuestra vida.

 

Viene como un susurro, apenas cumplidos los 18 años, siempre antes de los 20. Es esa maldita conciencia que nos pide con subrepticia persistencia coger las riendas de nuestra vida. Hay de aquél que haga oídos sordos. Y así uno se va dando cuenta de que es necesario actuar. Sí, un mundo mejor siempre es posible, y son precisamente los jóvenes los que están más concienciados y en situación propicia para hacerlo. ¿Acaso tenemos que conformarnos con el sistema vigente, aún con todas las injusticias que nos rodean?

 

A poco que miremos a nuestro alrededor con honestidad, nos daremos cuenta de las muchas asignaturas pendientes que tiene la humanidad. Ni siquiera hay que salir de España para encontrar colectivos en situación precaria o problemas sociales de enorme trascendencia que merecen ayuda desinteresada, qué menos que del apoyo moral. Las injusticias cambian, también las situaciones dramáticas y los desafíos; permanece invariable, no obstante, el trascendental papel que juega la solidaridad en nuestra sociedad.

 

Otros hay, por tanto, que el verano lo dedicarán a hacer del nuestro un mundo mejor y más justo. Y no se habrán equivocado. Crecerán en lo personal, pero también crecerán en lo profesional en tanto en cuanto realiza un trabajo, gestiona y asume responsabilidades; experiencia y conocimientos que van a ser muy útiles para el futuro profesional de cualquier joven. No es extraño por ello que muchas universidades incluyan en sus carreras el voluntariado como materia obligatoria.

 

Desde luego, tomada esta decisión, no van a faltar proyectos en los que participar ni con los que sentir una especial afinidad. Drogodependencias, inmigración, refugiados, enfermos mentales, discapacitados, personas sin hogar (y sin posibilidad de tenerlo), ecología y medio ambiente, incluso voluntariado virtual, sólo una pequeña muestra del amplio elenco de alternativas que existen en relación con la solidaridad.

 

En España más de un millón de personas participan de una u otra forma en acciones de voluntariado. Encauzar semejante fuerza solidaria sólo es posible a través de un nutrido conjunto de organizaciones que aglutine todas las sensibilidades. Las llamadas ONGs -Organizaciones No Gubernamentales- son, en definitiva, el verdadero elemento catalizador del ‘Tercer Sector’. En base a unos objetivos marcados estas ‘empresas sin ánimo de lucro’ organizan los programas de ayuda, reúnen el dinero y recursos necesarios y reclutan a los voluntarios. Todas estas organizaciones han de guiarse por un código de conducta y deben hacer públicas cada año una memoria de actividades junto con sus cuentas económicas, para garantizar la transparencia en su gestión y facilitar el control externo.

 

Este tipo de organizaciones desempeña su labor e

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