Miles de pequeñas ONG españolas, escépticas ante la subida al 0,7% de la asignación del IRPF
Fecha: 17.10.2006 | Fuente: abc.es
Las ONG de universitarios greñudos y generosas viudas multimillonarias han pasado a la historia. Sería imposible encontrar tantos jóvenes idealistas y tantas acaudaladas mujeres como para cubrir las necesidades de las más de 15.000 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de acción social que hay en España. Hoy, el talón se llama subvención y el joven es licenciado en Ciencias Económicas con un Máster por la Universidad de Harvard
EFE Miembros de Médicos Sin Fronteras reparten alimentos a inmigrantes  

ELENA D. DAPENA. MADRID

Estos últimos días, todos esos economistas y sus compañeros de trabajo están pendientes de la promesa del ministro López Aguilar: dar a las entidades de acción social, igual que a la Iglesia católica, el 0,7% del IRPF (hasta ahora, recibían el 0,52%). Pero la alegría va por barrios y, mientras las organizaciones más grandes han recibido la noticia con entusiasmo, en las pequeñas se respira escepticismo y pesimismo a partes iguales.«Pocos y bien avenidos»

El Ministerio de Asuntos Sociales explica que lo que se subvencionan son programas concretos, estudiados uno a uno por los técnicos ministeriales, no ONG. Las más grandes, Cruz Roja y Cáritas, son las beneficiarias principales del 0´52 porque, como recalca Asuntos Sociales, «están implantadas en todas las comunidades autónomas y atienden a diversos colectivos». En 2005 se llevaron entre las dos más de 28 millones de euros de los 97 recaudados.

Ambas están incluidas en la Plataforma de ONG de Acción Social, que incluye a las 16 más grandes. La directora de esta organización, Marisa Gómez, ha asegurado a ABC que albergan grandes esperanzas en este aumento («aunque tenemos que dar mucha información, porque se confunde con el 0,7% del PIB»).

En la misma línea habla Marisa Salazar, secretaria de la comisión para Comunicación de Cáritas: «Vemos el cambio absolutamente esperanzados: esperamos (seguro, si Dios quiere, que sí) formar parte de este aumento». Para una entidad como Cáritas, no resulta difícil convencer al Gobierno de que su proyecto merece una subvención. «Llevamos 60 años trabajando. Los técnicos del Ministerio nos conocen. Para nosotros, es facilísimo», explica Salazar.

Distinto es el caso de ONG más pequeñas. Todas con las que se ha puesto en contacto este periódico se han quejado de que el dinero va para las «galácticas» y que los técnicos prácticamente ni se molestan en analizar sus solicitudes. Miriam Arnau es la presidenta de la Federación Española de Mujeres Empresarias, de Negocios y Profesionales (Fenemp). En 2004 recibieron 66.000 euros del IRPF y, el año pasado, cero. «Las administraciones -asegura- no son proclives a tratar con mucha gente, sino con pocos y bien avenidos. Es una discriminación de las minorías».Mientras tanto, la secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad anima a que «toda ONG pequeña que tenga una buena idea la presente» y, aunque admite que las más grandes tienen más posibilidades («porque, normalmente, tienen más calidad»), asegura que los técnicos «estudian con mucho detalle que los programas presenten todas las garantías sobre la ejecución». Ése, dice la secretaria, es el criterio de elección.Las ONG del siglo XXISi ponen uñas y dientes en estas luchas por las subvenciones, es porque las ONG no se sostienen del aire ni de la ilusión de sus voluntarios. Hoy en día, muchas de ellas son gigantescas estructuras empresariales, regidas por ejecutivos bien remunerados y con un voluntariado distinto al que marca la imagen clásica: jubilado o prejubilado.

El Gobierno ha puesto en marcha, dentro de un programa de envejecimiento activo, cursos de voluntariado para mayores. «La ayuda que están prestando no tiene precio», afirma Valcarce. Pronto llega la jubilación para miles de hombres y mujeres con el cuerpo y la mente tan frescos como llenos de ganas de seguir actuando en la vida social y laboral. Las ONG con más voluntarios demuestran esta tendencia: siete de cada diez, en Cáritas, superan los 50 años; en Cruz Roja, en los últimos dos años, se ha multiplicado por cuatro la colaboración de personas mayores de 60. Otro tópico: la ONG como asociación puramente humanitaria, donde un grupo de personas parecidas a los apóstoles encomiendan su vida a la salvación de almas ajenas. Mentira. Las ONG, además de con voluntarios, cuentan con técnicos que, como el abogado que acude a su despacho cada día y se gana dignamente la vida -unos con más ilusión, otros con menos-, tienen su puesto en una organización de acción social.

Fidel García trabaja en Cáritas, es coordinador de recursos. «A la sociedad -se lamenta- le cuesta entender la necesidad de profesionales de calidad en las ONG, de que estén compensados, bien pagados por su trabajo. No podemos ver a los que trabajan en ONG como personas ajenas a la realidad».El Gobierno piensa igual. Por eso ha decidido primar, en los programas plurianuales de acción social, a las ONG cuyo personal fijo supere el 70 por ciento del total. De este modo pretende colaborar con las organizaciones y golpear al trabajo precario.

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