Conclusiones del encuentro "e-inclusión", alfabetización digital para la inclusión social
Fecha: 26.12.2004 | Fuente: Fundación Esplai
El pasado 25 de noviembre, en el Palacio de Telecomunicaciones de Madrid, organizado por "redconecta", se celebó el Encuentro e-inclusión con un triple objetivo: 1.Crear consenso sobre criterios que deberían orientar las iniciativas de e-inclusión. 2.Implicar a ONG, empresas y administraciones en la superación de la brecha digital de los sectores más vulnerables. 3. Presentar propuestas para políticas públicas de e-inclusión.
 

Conclusiones

Estamos viviendo un claro progreso en el desarrollo de la Sociedad de la Información. Podríamos llegar a la conclusión de que hay una dinámica propia que hace evolucionar de forma natural a la sociedad para que incorpore las nuevas tecnologías en los usos cotidianos. El objetivo de las tecnologías de la información y la comunicación, y de cualquier avance técnico o científico es, o debería ser, el bienestar de las personas, una vida más digna y, en definitiva, la felicidad.

Sin embargo, no todo el mundo puede seguir el ritmo de ese progreso. Para algunas personas y determinados colectivos sociales, la Sociedad de la Información es algo inalcanzable, que no resuelve sus necesidades, que no conecta con sus intereses, y que parece demasiado complicado. Para estas personas, la Sociedad de la Información es un tren que ven pasar.

Las cifras

Según el Estudio General de Medios, en el período abril - mayo de este año, en España había 12.042.000 usuarios de Internet, lo que representa el 33,1% de los mayores de 12 años. Cuando analizamos la composición del grupo de usuarios según la clase social, se observa que el porcentaje de usuarios de Internet perteneciente a clase baja está estancado, e incluso con retrocesos, desde hace seis años.

Así como la clase media ha subido y la clase media-baja también, la clase baja se mantiene en un 1,6 % de los usuarios de Internet. Las macrocifras pueden parecer abstractas, a veces discutibles, y a menudo, con interpretaciones divergentes.

Sin embargo, en la práctica cotidiana de las asociaciones que trabajan en los barrios, codo a codo con las personas con menos recursos, con mujeres que no han tenido oportunidad de una formación, con inmigrantes, o con jóvenes que han quedado al margen del sistema educativo, esas cifras adquieren nombres y caras concretas.

Las dificultades para superar la brecha digital

Es ahí donde se observan esas dificultades para subirse al tren, para seguir el ritmo, y para superar esa brecha digital. El uso de la informática y de las redes nos ofrece a todos la posibilidad de comunicarnos, de participar, de acceder a servicios y a información, de trabajar con mayor eficiencia y, en definitiva, de tener voz. En sentido inverso, carecer de la autonomía para utilizar esos recursos nos excluye de espacios de participación, limita nuestra capacidad de acceder a empleos, restringe nuestras comunicaciones, o simplemente nos hace sentir desfasados, sin capacidad de aprender, de seguir el ritmo y de subir al tren.

En la actualidad, el problema es conseguir que aquellos que lo tienen más difícil, encuentren las condiciones para dar un paso adelante, y que en el más breve espacio de tiempo, no representen el 1,6 % de los usuarios de Internet, sino una cifra mucho mayor.

Y en segundo lugar, y mucho más importante: que ese uso de la tecnología, que por sí solo tampoco significa nada, conlleve un mayor desarrollo personal, mejor autoestima, capacidad de expresarse y de participar.

Y aquí se nos presentan cinco grandes retos, que requieren respuestas globales.

1 Motivación y confianza

Las propuestas deben ser motivadoras, que despierten el interés por conocer las tecnologías, por aprender, por utilizarlas. El objetivo es dar respuesta a preguntas como "¿De qué me va a servir?, "Para lo que yo hago no me hace falta", o similares. También se debe conseguir la confianza en las propias capacidades, superar el miedo a lo nuevo y desconocido, las dudas sobre la propia capacidad para sumergirse en un nuevo aprendizaje. Expresiones como "Es muy complicado, ya soy demasiado mayor, o "Ya no puedo volver a estudiar" son frecuentes al proponer un curso con un enfoque académico.

2 Interlocución

La señora con un bajo nivel de formación, que hace años abandonó la escuela, y que su único contacto con la informática ha sido quitar el polvo del teclado, no se siente interpelada por un curso anunciado en el periódico o en la televisión. O lo vive como algo lejano e inalcanzable. Esa señora necesita que alguien que para ella merece confianza le diga que ese curso es para ella, que puede hacerlo y que le va a servir. Y también necesita que el curso o el aprendizaje no reproduzca un planteamiento académico tradicional: su forma de aprender es diferente.

3 Aprendizaje según las propias necesidades

Que conecten con la forma natural de aprender de las personas: resolviendo necesidades. El objetivo es que cada uno avance en su autonomía como usuario y se apropie de las herramientas informáticas para ponerlas al servicio de sus proyectos e intereses.

En este sentido, el contexto grupal -en el que cada persona puede consultar con los demás, y el hecho de "no saber" no es un motivo de exclusión, pues cada uno tiene la oportunidad de saber algo- y la presencia del/la dinamizador/a, que acompaña el proceso de aprendizaje, vela por la aplicación de una adecuada metodología, y ofrece el apoyo adecuado a las personas, son elementos clave.

4 Reducir la brecha social

Los programas de e-inclusión deben favorecer la inclusión de las personas en los diversos ámbitos de su vida: el trabajo, el ocio, la comunicación interpersonal, la participación cívica…

Para ello, la alfabetización digital no puede desarrollarse como un recinto cerrado. Se trata de cruzar los programas de alfabetización digital con otros programas de apoyo personal, formación para el empleo, participación cívica, y otros intereses de los participantes. La transversalidad es un elemento clave.

5 Colaboración entre entidades sociales -empresas y administraciones

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