Lola Dorado lleva muchos años desempeñando su labor de psicóloga en el Centro de Mayores Reyes Huertas. Además, siempre ha estado muy involucrada en el tema del voluntariado y aunque ahora ya no es la presidenta de la Plataforma del Voluntariado de Mérida, siempre tiene un hueco para animar a la gente a que ayude a los demás.

-¿Cómo está en la actualidad la situación del voluntariado en la ciudad?

-Podría casi decir que el voluntariado está de moda. Se habla cada vez más de él y nos encanta. Desde la Plataforma tenemos dos cosas muy claras: por un lado, que la gente que quiera ser voluntaria tenga un sitio donde poder orientarse, y además en muy diversos campos. Por otra poder formarse para poder ayudar a los demás. Asociaciones hay muchas, pero voluntarios, siempre hay pocos. En la actualidad, la plataforma la componen 34 asociaciones.

-¿Cuál es el perfil del voluntario?

-Cuando hacemos estudios sociológicos sobre el voluntariado solemos sacar de conclusión que es una persona joven y con estudios medios. No estoy de acuerdo con eso. El mayor porcentaje de personas que se acerca a la sede de la plataforma son mayores. Es normal. Ellos tienen el tiempo que les falta a la gente joven. Tienen esas ganas de dar que otras personas, también por falta de tiempo, no pueden. No con ello quiero decir que los jóvenes no son voluntarios. Cuando un joven quiere hacer algo, lo demuestra y responde. Mucha culpa de que los jóvenes no se hagan voluntarios la tenemos los técnicos de las asociaciones, que no hacemos proyectos concretos y atractivos.

-¿Se involucran más hombres o mujeres?

-Mujeres. Siempre en todo. Creo que la mujer es la espina dorsal y llevamos la iniciativa en todo. En estos campos no se incorporan tanto los hombres.

-¿Qué se pide desde la plataforma a un voluntario?

-Sobre todo que la ilusión que tiene se proyecte en casos reales. El voluntariado ya no es lo que era antes. No tiene ya una única función caritativa. Es una forma de participar la persona en el otro y demostrar que nos importa lo que le pasa a los demás. Le pedimos que haga algo por los demás que le guste y que a él también le aporte valores nuevos en su vida. La Plataforma precisa de gente joven que se involucre y que tenga ilusión de renovar, para dar al voluntariado un sentido distinto. De todas formas, últimamente sí se ve que la gente joven se interesa más por el voluntariado. El hecho de tener un sitio donde acudir también anima a la gente a hacerlo.

-Siempre se dice que en el caso de los voluntarios, también este recibe más de lo que da ¿es cierto?

-Por supuesto que sí. El que prueba como voluntario, se engancha. Joven y mayor, de cualquier tipo. Es bueno, a nivel psicológico, sentirse útil, hacer algo por los demás, salir de uno mismo. Hay mucha gente que utiliza el voluntariado como una terapia. Cuando un voluntario dice que «recibe más de lo que da», no es una frase hecha; es una realidad.

Campos más atractivos

-¿Cuáles son los campos que atraen más a la gente y cuáles los que menos?

-Trabajar con mayores casi siempre está cubierto por gente mayor. A la gente joven no le gusta tanto. Por el contrario, un campo que suele gustar mucho es el de niños discapacitados. En cuestiones de medio ambiente e inmigrantes también se implican muchas personas. De todas formas, dentro de las 34 asociaciones que hay, existen muchas que no tienen voluntarios. Por ejemplo, todas las de cooperación y desarrollo. Lo que hacen es captar fondos para llevarlos a varios países.

-¿El voluntario a veces está sobreutilizado, es decir, algunos profesionales son utilizados de forma errónea como voluntarios?

-Sí. Se hace mucho y lo critico. Desde asociaciones se echa mano de profesionales recién titulados de forma gratuita. Es una manera de utilizar el voluntariado con unos fines que no tiene. El voluntariado es una filosofía de vida, no una mano de obra.

-¿Otro de los problemas que tiene el voluntariado en la actualidad es que tiene una mala imagen?

-Hay una mala imagen porque muchas oenegés no tienen la transparencia que deben tener. Desde aquí pincho a quien tenga la competencia para que haya más auditorías. Me duele que el dinero que aporta una persona que tiene buena voluntad y colabora económicamente con alguna organización no se destine para los fines que debería. Muchas veces tiene culpa el sistema de subvenciones, pero no hay derecho que pasen cosas como éstas. No se puede jugar con la buena voluntad de la gente. Esta es una de las razones por la que mucha gente en la actualidad no quiere colaborar con ninguna asociación de voluntarios. Pero no todos somos así.