Argentina - Reaflora el voluntariado de la mano de una nueva juventud comprometida
Fecha: 21.11.2010 | Fuente: eldia.com.ar
Las personas de entre 20 y 30 años constituyen en este momento el sector con mayor participación en iniciativas sociales
/www.proyectoentrelazos.org.ar  
Por NICOLÁS MALDONADO - Hastiado de oír que "todos roban" y "nadie hace nada", Walter Comiso sintió a sus 21 años que quizás él podría hacer algo para mejorar la realidad; si no la de un país entero, al menos la de unas pocas personas. Sin pensarlo demasiado levantó el teléfono y se puso en contacto con la Red Solidaria para ofrecer su ayuda. Entonces descubrió que la gran mayoría de los otros voluntarios de esa organización no eran mucho más grandes que él.

Acaso por haber crecido en medio del individualismo de los noventa y el descreimiento instalado en nuestro país a principios de esta década, muchos de quienes tienen hoy entre veinte y treinta años manifiestan una vocación solidaria poco común en la generación anterior. Testigos directos del fenómeno, las organizaciones civiles encuentran por estos días en el apoyo de esos jóvenes un capital enormemente valioso.

Como reconocen distintas ONGs, de la mano de esta generación se está viviendo un resurgimiento del voluntariado. Cada vez más jóvenes se acercan a ellas para ofrecer su apoyo, ya sea ocasional o regular, y en muchos casos constituyen el sector con mayor participación.

CONFIANZA COMO BASE

Contra el compromiso militante de décadas pasadas, el voluntariado parece haberse convertido para muchos de esos jóvenes en una alternativa de canalizar sus inquietudes sociales, pero fuera de cualquier estructura partidaria. Así lo observa entre otros, Andrés Rambeaud de Entrelazos, una organización civil de La Plata que trabaja para sostener la escolaridad de chicos en riesgo social.

"Muchos jóvenes se sienten atraídos por las propuestas de las ONGs porque no tienen una carga doctrinaria. En el voluntariado, la ideología de cada quien queda entre paréntesis, porque lo que prima es unir esfuerzos para ayudar a otros. Y eso es lo que más les interesa", dice Rambeaud.

Lo mismo observa Paz Corsiglia, la coordinadora de Red Solidaria en La Plata, al señalar que lo que buscan las personas que se ponen en contacto con ellos, y que "en su gran mayoría son jóvenes", es "sumarse a algún proyecto que les inspire confianza y no tenga vinculaciones políticas. En general llaman diciendo que quieren hacer algo para ayudar pero no saben qué cosa", explica.

Esa confianza en las propuestas de las ONGs que menciona Paz es precisamente lo que Liliana Ilari, la presidenta del Banco Alimentario de La Plata, ha aprendido a identificar con los años como el mayor capital de su organización.

"Hay muchas personas que quieren hacer alguna actividad social concreta y no saben por dónde canalizar ese interés, porque la propia historia de nuestro país los lleva a desconfiar. De ahí que es tan importante, sobre todo con los jóvenes, lograr que te conozcan, que sepan lo que hacés y que se identifiquen con ese trabajo. Sólo de esa forma es posible hacer perdurar su interés", dice Liliana señalando otro de los rasgos del actual voluntariado.

AYUDA PUNTUAL

Sucede que si bien el entusiasmo de los jóvenes de esta generación por participar de iniciativas civiles es mayor al que se registraba hace diez años, su compromiso con las propuestas resulta en muchos casos espasmódico.

"Como siempre, hay personas que se meten con todo en los proyectos, pero son contadas. La mayoría de la gente que elige el voluntariado lo hace consciente de que le va requerir sólo un pequeño grado de compromiso. Uno nunca sabe bien hasta dónde están dispuestos a dar, y por eso su ayuda se aprovecha eventualmente para determinadas cosas", menciona Andrés Rambeaud.

A su modo de ver, si hoy existe una mayor vocación voluntaria es también porque "hay una gran cantidad de gente que no puede vivir de lo que le gusta y para la cual el trabajo no es un ámbito de realización personal. Por eso es que muchos encuentran en el tercer sector la posibilidad de hacer una tarea que los llena. Y aunque lo hagan en momentos acotados, bienvenido sea que eso sirva para ayudar al prójimo", dice.

Que la voluntad de ayudar se manifiesta muchos veces puntual o espasmódica es algo que en Red Solidaria registran claramente. "Solemos recibir un aluvión de llamadas cuando hay alguna catástrofe con gran impacto mediático. En esos casos, la gente se desespera por ayudar; pero después bajan los ofrecimientos. Por eso es que uno de nuestros mayores desafíos es fomentar la cultura de la solidaridad para que no sea sólo algo circunstancial", dice Paz.

NO MENOS VALIOSO

Conscientes de su limitación para captar la ayuda sostenida de los jóvenes, muchas de las ONGs tratan de aprovechar su vocación solidaria en la medida que les es posible. "Sabemos que los chicos, en particular los estudiantes, tienen muchas veces dificultades para sostener un voluntariado regular, lo que hace que en general los voluntarios más constantes sean las personas mayores", explica Liliana Ilari.

Pero a su vez, "los jóvenes nos brindan una enorme ayuda en momentos puntuales. Sabemos que aunque no vengan todas las semanas podemos contar con cientos de ellos casi inmediatamente si los convocamos para participar de alguna campaña, como ocurrió hace unos días cuando realizamos nuestra Colecta Anual de Alimentos", cuenta.

De ahí que la mayoría de la organizaciones del tercer sector, aún cuando registran un aumento, no pueden precisar cuántos voluntarios tienen con exactitud. Cada una cuenta con un pequeño nucleo duro de voluntarios regulares, y muchísimos otros que tanto pueden estar como no cuando se los necesita.

Al sumarse a una iniciativa social, ningún voluntario sabe a priori si va poder sostener con el tiempo su deseo de ayudar, pero eso no lo vuelve menos valioso. Algunos, como Matilde Fortunato, una de las voluntarias del Banco de Alimentos de La Plata, se acercan a donar sólo un día de su vida y descubren una vocación que luego no pueden abandonar; otros sostienen sus esfuerzos cuanto pueden y tratan de brindar mientras tanto lo mejor.

"Uno se queja de que no tiene tiempo, pero con un poco de ganas el tiempo se hace -reflexiona Leticia Specogna, una de las voluntarias de Mediapila-. Y aunque sea por un rato chiquito, es posible hacer que la vida cambie para alguien. Si todos lo intentamos, tal vez no haga falta mucho más", dice.


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