«Con la crisis, las organizaciones solidarias actúan como la última red de protección»
Fecha: 01.12.2010 | Fuente: larioja.com
El sociólogo valenciano Joaquín García Roca (Barxeta, Valencia, 1943) será uno de los ponentes que, en la segunda jornada del XIII Congreso Estatal del Voluntariado que se celebrará en Logroño entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre, participará en la mesa de expertos
El sociólogo valenciano Joaquín García Roca. :: L.R.  
Teri Sáenz - Logroño - ¿Cuál es el estado de salud del voluntariado en España?
- La crisis actual ha despertado la solidaridad de la población que se resiste a ser simple espectadora del sufrimiento evitable. Multitud de experiencias protagonizadas por los voluntariados alivian en unos casos los efectos de la crisis, promueven pequeñas alternativas y acompañan a las personas o a familias enteras al borde de las relaciones sociales. Su vitalidad se despliega actualmente en creatividad comunitaria, en iniciativa colectiva pro-social y en relaciones de autoayuda

- ¿Es la solidaridad la razón primera para implicarse como voluntario o existen, por lo general, otras razones de mayor peso, íntimas, personales, de respuesta a uno mismo?
- En la práctica de la solidaridad se activa el dinamismo de dar y recibir. Lo saben bien quienes se acercan al hospital y reciben más de lo que dan. Lo saben bien los jóvenes, que hacen la inmersión en un barrio marginal y se convierten en simples aprendices. Lo experimentan los que acompañan a personas inmigrantes y en el encuentro se humanizan a unos y otros. No cabe duda de que este proceso se puede iniciar por motivos altruistas, por motivos de realización personal, por motivos terapéuticos e incluso por motivos de iniciación laboral. Lo importante es la centralidad de la persona y la relación de ayuda

- ¿Es necesaria una vinculación a una ideología o una creencia religiosa para ejercer como voluntario?
- Tradicionalmente, el voluntariado ha estado promovido por confesiones religiosas, ideologías políticas e instituciones sociales que sin renunciar a sus convicciones y creencias han pretendido actuar con imparcialidad. En la actualidad, el movimiento del voluntariado se ha dado a sí mismo un código ético, que le identifica, y ha generado guías de buenas prácticas que empiezan a ser compartidas por todos. Está naciendo un voluntariado de identidad espiritualidad laica, ecuménica y tras-religiosa, abierta a creyentes y no creyentes

- ¿Hay algunas áreas concretas (salud, inmigración, exclusión social...) que exigen mayor presencia de colaboradores altruistas?
- La colaboración altruista es particularmente apropiada cuando se trata de producir bienes relacionales, como la confianza, la amistad, la esperanza, que requieren el encuentro interpersonal y la implicación activa de la población. Hay bienes que sólo son tales si participan los ciudadanos. De este modo, los voluntariados procuran por la vida, que está amenazada (voluntariados de la marginación), cuidan de la fragilidad de los sujetos más vulnerables (voluntariados de la salud), ayudan a los que no se valen por sí mismos (voluntariados de la asistencia); defienden la tierra lesionada por los abusos de los humanos (voluntariado ecológico), promueven un mundo único, sometido a las desigualdades y atropellos (voluntariado de la cooperación), tutelan los derechos de las vidas desahuciadas (advocacy)

- ¿Es ajustado el apoyo de los poderes públicos al voluntariado?
- Hay un voluntariado que es el despliegue de una ciudadanía activa en la gestión de los propios riesgos personales y comunitarios; en este caso lo único que necesita de los poderes públicos es que procuren las condiciones para que esta participación sea posible. Cuando se convierten en gestores de servicio es bueno que se sometan a los criterios de trasparencia y publicidad en la gestión de presupuestos públicos. En uno y otro caso conviene que los poderes públicos creen una cultura favorable al ejercicio de la solidaridad, pero se abstengan de intromisiones en lo que pertenece a la libertad de la persona y a la autoorganización de la propia gente

-¿Cómo afecta el actual marco legal al desarrollo del movimiento?
- Las leyes del voluntariado han servido para ordenar el mundo de la solidaridad, le han sometido a una acreditación pública mediante la inscripción en un registro y han obligado a disponer de un sistema de seguridad ante los riesgos que se generen en el ejercicio de la acción voluntaria. Sin embargo han producido algunos efectos perversos como es la excesiva dependencia de las Administraciones, que le convierten en simple instrumento en el que derivan sus competencias como empresas de servicios

-¿En qué medida ha afectado la crisis a este movimiento? ¿Cómo ha hecho variar la crisis el esquema del voluntariado?
-La situación actual ha obligado a las organizaciones solidarias a atender situaciones de emergencia como una última red de protección, a ellas acuden personas y familias que viven situaciones dramáticas, en muchas ocasiones remitidas incluso por las administraciones públicas. La situación es tan exigente que el voluntariado se reduce a gestionar emergencias, posponiendo la denuncia o la defensa de los derechos. La actual crisis ha reducido al voluntariado a ser una mera ambulancia social desplazando su condición de movimiento alternativo y transformador.
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