«Necesitamos personas para acompañar los fines de semana a personas intelectualmente discapacitadas en actividades de ocio». Este anuncio -firmado por la ONG a favor de los discapacitados intelectuales de Álava APDEMA- y otro idéntico del colectivo pro síndrome de Down Isabel Orbe llevan meses colgados en la página de Internet de Erdu, la agencia para las asociaciones y el voluntariado del Ayuntamiento de Vitoria.
Al igual que estos SOS, otras organizaciones expresan su necesidad agobiante de colaboradores. «Buscamos personas con disponibilidad de hora y media a la semana para estar con mayores en situación de soledad», pide Nagusilan, la asociación de jubilados voluntarios. Los reclamos se suceden. Las respuestas no llegan.
Después de una eclosión en las décadas de los ochenta y los noventa, «el voluntariado se encuentra hoy en una situación de desencantamiento. De una época de entusiasmo se ha pasado, aceleradamente, a un notorio enfriamiento», alerta el último informe de Erdu. El técnico de esta entidad que ha participado en el estudio, Jorge Ortiz de Urtaran, dibuja un panorama poco esperanzador. «Las asociaciones ven que les cuesta cada vez más tener gente para participar en los diferentes proyectos. Se realizan muchas campañas de captación que, por distintos motivos, no acaban de cuajar entre la población».
Esta situación afecta, en líneas generales, a todas las ONG, pero de forma especial a las de apoyo al sector de población que se ha dado en llamar el Cuarto Mundo. Se trata de un colectivo muy amplio que incluye a personas excluidas, en riesgo de estarlo por ser inmigrante, sufrir una enfermedad o una discapacidad o, simplemente, tener muchos años y carecer de apoyos. Por el contrario, se da la paradoja de que hay voluntarios de sobra para viajar al extranjero con el objetivo de vivir una experiencia como cooperantes en un país pobre.
Los expertos atribuyen esta crisis no sólo a una «falta de espíritu crítico», sino también a la carencia de «figuras de referencia». «Estoy convencido de que hay gente que quiere sentirse útil, pero no sabe cómo», señala Ortiz de Urtaran. El responsable del área de voluntariado de Erdu tiene esta sensación porque «un elevado porcentaje de las personas que acuden a nuestra oficina en busca de información llegan sin una idea predeterminada de hacia dónde quieren dirigir su labor voluntaria. Quieren colaborar -resalta- pero sin una idea clara del ámbito de actuación».
Superar el folleto
Por ello, Erdu apunta una serie de ideas para tratar de dar la vuelta a esta situación. La agencia considera que las campañas de captación de voluntarios basadas en el típico folleto «están superadas. Es preciso -resalta- coordinar actuaciones con organizaciones afines» y aprovechar el potencial que ofrecen las nuevas tecnologías».
Una vez que se cuenta con nuevos voluntarios, los expertos opinan que se debe «acelerar» su proceso de incorporación porque «alargarlo redunda en desánimos». Además se aconseja informar exhaustivamente de las características de la asociación. Después de una buena acogida, Erdu recomienda facilitar «una formación adecuada» para motivar a la persona que desea cooperar.
Por último, ve necesario facilitar la salida del colaborador cuando éste decide dejar de serlo. «Hay que reconocerle su esfuerzo y mantenerle informado. Se trata -concluye- de dejar la puerta abierta para un eventual regreso».
Más información
Erdu, Agencia de Asociaciones y Voluntariado del Ayto. de Vitoria.
945 161 687
www.vitoria-gasteiz.org/erdu
