Los inmigrantes y los mayores, grandes retos para la integración social
Fecha: 24.06.2008 | Fuente: elcorreodigital.com
Cinco miembros del jurado de "País Vasco, un alma solidaria" hablan de la situación del Tercer Sector en nuestra comunidad autónoma
COMPROMISO. Voluntarios del Centro Pausoka de Bilbao realizan tareas de acompañamiento a personas mayores. / FERNANDO GÓMEZ  
GERARDO ELORRIAGA - EL CORREO ha solicitado a cinco miembros del jurado de "País Vasco, un alma solidaria" su opinión sobre la situación de las entidades que trabajan en el Tercer Sector y las demandas más acuciantes a las que se enfrentan quienes luchan contra la marginación, en sus diversas facetas, dentro de nuestra comunidad. «Hemos de configurar un espacio de alternativa para las políticas públicas, generalmente orientadas hacia la gestión de una situación económica y social vinculada a mayorías», aduce José Ignacio Eguizabal, uno de los interpelados

Para el director de Alboan, las entidades que trabajan con los colectivos más desfavorecidos han de mostrar «otra manera de actuar» que ponga de manifiesto las posibilidades de inclusión. En opinión del responsable de la tercera ONGD vasca por su volumen de ingresos, la emergencia de un nuevo sujeto social es la cuestión más acuciante a la que debe enfrentarse nuestra comunidad

La necesidad de fomentar el voluntariado es otra cuestión de fondo, íntimamente ligada al futuro de las entidades. Existe la opinión generalizada en el sector de que falta mayor compromiso. «Es difícil afrontar este problema porque se trata de una cuestión de calado sociológico», arguye Eguizabal, aunque apunta la conveniencia de incentivarla con estrategias educativas claras en la que se introduzcan valores solidarios.

La pobreza y la marginación, en sus múltiples facetas, son las áreas que demandan mayor interés según José Ángel Cuerda. El ex alcalde de Vitoria, estrechamente ligado a varias ONG alavesas, también pone el acento en el rechazo que sufren los inmigrantes, especialmente los provenientes de países norteafricanos. «Es muy preocupante la proliferación de menores extranjeros, en general, y de los no acompañados, en particular, porque sufren una mayor vulnerabilidad, aunque tampoco podemos olvidar todo el espectro y demandas dentro del ámbito de la discapacidad». El antiguo dirigente municipal reclama el apoyo financiero para los colectivos que abordan estos problemas y una doble respuesta, política y social. «La primera ha de ser intervencionista para conseguir la igualdad real, ésa es la función básica de los poderes públicos, pero ha de complementarse con el compromiso de la sociedad, tanto desde el voluntariado individual como a partir del esfuerzo colectivo».

A juicio de Cuerda, se precisa la intensificación del "partenariado" para apoyar la eficacia de las actividad de grupos y asimismo, destaca la implicación individual. «El compromiso personal nos hace sentirnos solidarios»

Para Consuelo Crespo, la inmigración constituye un asunto esencial y complejo que, en consonancia, requiere respuestas muy elaboradas. «También es preocupante la persistencia de bolsas de pobreza, que no deberían existir en una sociedad acomodada como la nuestra», indica la presidenta del comité español de Unicef.

La soledad

Asimismo, advierte sobre cuestiones como la escasa calidad de vida de muchos. «No hemos de pretender sustituir a nadie en su función, sino que tenemos que colaborar con las instituciones públicas, financiadas por todos y capaces de resolver estos graves problemas».
La agencia de Naciones Unidas para la infancia impulsa proyectos que mejoran la situación de los menores y, paralelamente, promueve la educación para el desarrollo y otras tareas de concienciación en el Norte. «Proyectos como el auspiciado por EL CORREO son positivos porque todos hemos de participar en la resolución, pero siempre que vayan acompañados de una tarea de sensibilización sobre el conflicto y las causas que lo generan», alega. «Porque no basta con dar soluciones, hay que incidir en los factores que originan los conflictos para evitar que se reproduzcan».

Para esta especialista en el ámbito de la cooperación internacional, el voluntariado es un elemento ejemplarizante. «Muestra que se pueden hacer cosas tan sólo por fidelidad a unos principios», defiende, aunque reconoce las dificultades de su implementación cuando escasea el tiempo libre y la inestabilidad laboral tampoco permite una larga proyección del individuo.

La referencia a las demandas derivadas del fenómeno migratorio es un comentario común entre todos los interpelados. Según Mikel Ruiz, director de Cáritas Diocesana de Vizcaya, la acogida de los provenientes de países no comunitarios no se limita a satisfacer necesidades básicas y proporcionar trabajo, «el que nosotros no queremos», sino que requiere una labor de integración en igualdad de condiciones con los nativos.

También alude a la existencia de otros requerimientos, prácticamente invisibles, a pesar de sus grandes dimensiones. «Es la soledad», señala. «La carencia de relaciones y el aislamiento afectan a todos, independientemente de su origen y condición, pero tienen especial incidencia en las personas mayores, y se precisa tanto el impulso del acompañamiento como su participación social. No podemos olvidar que se trata de una realidad creciente y acuciante».

Asimismo, alude a las consecuencias de las rupturas familiares, a situaciones traumáticas generadas por este tipo de procesos, a menudo acompañados de violencia de género. «Con una incidencia mucho mayor de la que las estadísticas perciben», advierte y establece el perfil de la mujer en situación de riesgo, con escasa cualificación personal y dependiente, amenazada de exclusión. En el combate contra estas lacras, el voluntariado juega un rol esencial. «Porque el beneficiario percibe de una manera diferente la ayuda cuando llega desde un profesional o a través de quien no recibe retribución». Pero Ruiz apunta la exigencia de una infraestructura que optimice su aportación. «No puede practicarse como una caridad mal entendida, hay que formarlo para no dañar la dignidad de los usuarios».

Fiare es un fundación que promueve las finanzas éticas. «Es una manera relativamente innovadora de estar cerca de los débiles, comprometiéndoles con la devolución de lo que se les concede», señala Ángel Toña, su presidente. «Pero a quien no tiene nada debemos ayudarlo con aportaciones a fondo perdido». Este experto en banca solidaria es partidario de la profesionalización de los trabajadores del Tercer Sector, un fenómeno que ha de ser paralelo a la formación de los voluntarios. «Porque sin recursos, no basta la buena voluntad», remacha.Respecto al programa "País Vasco, un alma solidaria"" afirma que su mayor aportación radica en la repercusión sensibilizadora que pueda obtener la proyección mediática. «Por una parte, que haga llegar a sus lectores las necesidades que existen en los colectivos y, por otra, que incite a participar en organizaciones que las combaten».

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