GERARDO ELORRIAGA - EL CORREO ha solicitado a cinco miembros del jurado de
"País Vasco, un alma solidaria" su opinión sobre la situación de las
entidades que trabajan en el Tercer Sector y las demandas más
acuciantes a las que se enfrentan quienes luchan contra la marginación,
en sus diversas facetas, dentro de nuestra comunidad. «Hemos de
configurar un espacio de alternativa para las políticas públicas,
generalmente orientadas hacia la gestión de una situación económica y
social vinculada a mayorías», aduce José Ignacio Eguizabal, uno de los
interpelados
Para el director de Alboan, las entidades que trabajan
con los colectivos más desfavorecidos han de mostrar «otra manera de
actuar» que ponga de manifiesto las posibilidades de inclusión. En
opinión del responsable de la tercera ONGD vasca por su volumen de
ingresos, la emergencia de un nuevo sujeto social es la cuestión más
acuciante a la que debe enfrentarse nuestra comunidad
La necesidad de fomentar el voluntariado es otra
cuestión de fondo, íntimamente ligada al futuro de las entidades.
Existe la opinión generalizada en el sector de que falta mayor
compromiso. «Es difícil afrontar este problema porque se trata de una
cuestión de calado sociológico», arguye Eguizabal, aunque apunta la
conveniencia de incentivarla con estrategias educativas claras en la
que se introduzcan valores solidarios.
La pobreza y la marginación, en sus múltiples facetas,
son las áreas que demandan mayor interés según José Ángel Cuerda. El ex
alcalde de Vitoria, estrechamente ligado a varias ONG alavesas, también
pone el acento en el rechazo que sufren los inmigrantes, especialmente
los provenientes de países norteafricanos. «Es muy preocupante la
proliferación de menores extranjeros, en general, y de los no
acompañados, en particular, porque sufren una mayor vulnerabilidad,
aunque tampoco podemos olvidar todo el espectro y demandas dentro del
ámbito de la discapacidad». El antiguo dirigente municipal reclama el
apoyo financiero para los colectivos que abordan estos problemas y una
doble respuesta, política y social. «La primera ha de ser
intervencionista para conseguir la igualdad real, ésa es la función
básica de los poderes públicos, pero ha de complementarse con el
compromiso de la sociedad, tanto desde el voluntariado individual como
a partir del esfuerzo colectivo».
A juicio de Cuerda, se precisa la intensificación del
"partenariado" para apoyar la eficacia de las actividad de grupos y
asimismo, destaca la implicación individual. «El compromiso personal
nos hace sentirnos solidarios»
Para Consuelo Crespo, la inmigración constituye un
asunto esencial y complejo que, en consonancia, requiere respuestas muy
elaboradas. «También es preocupante la persistencia de bolsas de
pobreza, que no deberían existir en una sociedad acomodada como la
nuestra», indica la presidenta del comité español de Unicef.
La soledad
Asimismo, advierte sobre cuestiones como la escasa
calidad de vida de muchos. «No hemos de pretender sustituir a nadie en
su función, sino que tenemos que colaborar con las instituciones
públicas, financiadas por todos y capaces de resolver estos graves
problemas».
La agencia de Naciones Unidas para la infancia impulsa
proyectos que mejoran la situación de los menores y, paralelamente,
promueve la educación para el desarrollo y otras tareas de
concienciación en el Norte. «Proyectos como el auspiciado por EL CORREO
son positivos porque todos hemos de participar en la resolución, pero
siempre que vayan acompañados de una tarea de sensibilización sobre el
conflicto y las causas que lo generan», alega. «Porque no basta con dar
soluciones, hay que incidir en los factores que originan los conflictos
para evitar que se reproduzcan».
Para esta especialista en el ámbito de la cooperación
internacional, el voluntariado es un elemento ejemplarizante. «Muestra
que se pueden hacer cosas tan sólo por fidelidad a unos principios»,
defiende, aunque reconoce las dificultades de su implementación cuando
escasea el tiempo libre y la inestabilidad laboral tampoco permite una
larga proyección del individuo.
La referencia a las demandas derivadas del fenómeno
migratorio es un comentario común entre todos los interpelados. Según
Mikel Ruiz, director de Cáritas Diocesana de Vizcaya, la acogida de los
provenientes de países no comunitarios no se limita a satisfacer
necesidades básicas y proporcionar trabajo, «el que nosotros no
queremos», sino que requiere una labor de integración en igualdad de
condiciones con los nativos.
También alude a la existencia de otros requerimientos,
prácticamente invisibles, a pesar de sus grandes dimensiones. «Es la
soledad», señala. «La carencia de relaciones y el aislamiento afectan a
todos, independientemente de su origen y condición, pero tienen
especial incidencia en las personas mayores, y se precisa tanto el
impulso del acompañamiento como su participación social. No podemos
olvidar que se trata de una realidad creciente y acuciante».
Asimismo, alude a las consecuencias de las rupturas
familiares, a situaciones traumáticas generadas por este tipo de
procesos, a menudo acompañados de violencia de género. «Con una
incidencia mucho mayor de la que las estadísticas perciben», advierte y
establece el perfil de la mujer en situación de riesgo, con escasa
cualificación personal y dependiente, amenazada de exclusión. En el
combate contra estas lacras, el voluntariado juega un rol esencial.
«Porque el beneficiario percibe de una manera diferente la ayuda cuando
llega desde un profesional o a través de quien no recibe retribución».
Pero Ruiz apunta la exigencia de una infraestructura que optimice su
aportación. «No puede practicarse como una caridad mal entendida, hay
que formarlo para no dañar la dignidad de los usuarios».
Fiare es un fundación que promueve las finanzas éticas.
«Es una manera relativamente innovadora de estar cerca de los débiles,
comprometiéndoles con la devolución de lo que se les concede», señala
Ángel Toña, su presidente. «Pero a quien no tiene nada debemos ayudarlo
con aportaciones a fondo perdido». Este experto en banca solidaria es
partidario de la profesionalización de los trabajadores del Tercer
Sector, un fenómeno que ha de ser paralelo a la formación de los
voluntarios. «Porque sin recursos, no basta la buena voluntad»,
remacha.Respecto al programa "País Vasco, un alma solidaria"" afirma
que su mayor aportación radica en la repercusión sensibilizadora que
pueda obtener la proyección mediática. «Por una parte, que haga llegar
a sus lectores las necesidades que existen en los colectivos y, por
otra, que incite a participar en organizaciones que las combaten».
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