Concha Sánchez-Guerrero - "Aprender a recibir constituye un acto de humildad”
Fecha: 03.02.2008 | Fuente: eltelegrafo.org
El que Concha Sánchez-Guerrero haya acabado dirigiendo un proyecto voluntario basado en las redes sociales, el Banco del Tiempo, no sorprende. No en vano se autodefine como “un animal social”. Murciana de nacimiento y vecina de Collado Villalba desde hace más de 34 años, siempre ha tenido claro que le encanta la gente, que no sabe vivir sin relacionarse con los demás de ahí que haya colaborado como voluntaria en diferentes actividades sociales a lo largo de los últimos años. Ahora coordina el Banco del Tiempo de Collado Villalba, que acaba de emprender sus actividades en Collado Villalba auspiciado por Cruz Roja
Concha Sánchez-Guerrero  

E.Sainz

Supongo que esa cualidad de “animal social” es la que te ha llevado a dedicarte al voluntariado.

Yo necesito estar en contacto con la gente. Empecé el voluntariado en el Ayuntamiento de Collado Villalba, en el Centro Intercultural con clases de alfabetización y ayuda a hijos de inmigrantes. De ahí salté a Cruz Roja, también con las clases de alfabetización. Yo creo en el voluntariado. Me parece que soy una persona privilegiada y lo tengo que compartir.

Todo esto te ha llevado hasta el programa del Banco del Tiempo, que es como una vuelta de tuerca al voluntariado.

Es así, una vuelta de tuerca, porque me parece importante destacar que se aprende a recibir. Cuando me lo propusieron lo consideré una cosa muy atractiva, porque siempre he estado al tanto de los Bancos del Tiempo, sobre todo el de San Javier, en Murcia, que es el más conocido. Es una iniciativa que me parece importante por eso. Por un lado iguala a todas las personas, una hora de tu tiempo es igual a una hora del mío, sea cual sea la actividad que se intercambie. Y por otro, se aprende a recibir, y creo que eso constituye un acto de humildad, recibir de otras personas que, en principio, puedes considerar, entre comillas, que son menos que tú.

¿Esa parte es la que le falta en el voluntariado tradicional, en el que sólo se da?

Siempre me ha preocupado esa sensación del voluntariado de quien piensa “les doy a esos pobrecillos”, que es como una sensación de superioridad. El Banco del Tiempo nos iguala a todos.

¿Cualquiera puede participar en la iniciativa?

El único requisito es ser mayor de edad, aunque también pueden participar menores que tengan permiso de sus padres o de un tutor. Es más fácil trabajar con personas adultas, que no tienen ese requerimiento, pero también están desarrollándose bancos escolares, con menores, en muchos sitios.

Pero la edad es el único límite.

Hay muchas personas que creen que no tienen capacidad para intercambiar. Pero las cosas más insospechadas, más normales, pueden servirle a otras personas. Por ejemplo, las tareas domésticas, arreglar un enchufe… eso puede ser un problema para una persona, como para otra planchar una camisa. También hay quien puede necesitar ayuda para empezar a relacionarse con la informática, o tener compañía para salir a la calle. Hay muchas personas que son incapaces de ir al cines solas o salir a la calle a tomarse un café. No tenemos que complicarnos demasiado la vida para hacer un intercambio, simplemente hay que poner en un papel las necesidades que puedas tener y lo que te gustaría dar. Normalmente se ofrecen las cosas que más te gustan hacer, así que los intercambios son placenteros, porque además la gente se suele intercambiar lo que se le da bien hacer en su tiempo de ocio, porque lo laboral lo tiene cubierto con una actividad que no le gusta tanto.

¿El tiempo es el bien más caro?

Sí, porque si nos está costando trabajo poner en marcha el Banco del Tiempo, poner en contacto a la gente para hacer los intercambios, es porque no se tiene tiempo. Es difícil, sí, pero no imposible.

¿Qué hay que hacer para colaborar?

Llamar a Cruz Roja, hablar con Cati, que es quien coge las llamadas y apuntarse en la lista. Luego nos vamos poniendo en contacto con la gente de esa lista, vienen a la sede y hablamos sobre sus necesidades. Eso es importante, porque si la gente no se conoce, hay cierta reticencia. Ahora vamos a empezar a hacer unas reuniones mensuales para que la gente se conozca aquí. De esas reuniones suelen salir casi más intercambios que de las gestiones “en el papel”. Hablando se suelen encontrar más actividades que la gente descubre que podría recibir o dar.

Con el Banco del Tiempo habréis detectado el caso de mucha gente que se siente sola y le cuesta socializar.

Hay gente a la que le cuesta mucho, y en Collado Villalba creo que cuesta de una manera bastante especial. La gente se desarrolla mucho en el ámbito pequeñito de sus barrios y no sale de ahí, no tiene una actividad de relación fuera de ese espacio reducido, cuesta mucho mover a esa gente para cualquier cosa, ya sea el Banco del Tiempo o una actividad cultural.

A parte de tu voluntariado en Cruz Roja, también practicas ese otro “voluntariado familiar” que supone el ser abuela.

Me encargo de mis nietos, y estoy encantada. Lo hago voluntariamente, creo que para ayudar a alguien no te tienes que ir a África o América. Yo estoy encantada, estoy gozando de mis nietos, porque, como supongo que les pasa a todos los padres, a los hijos los tienes en una situación laboral y personal peor, tienes que estar peleando por todo a la vez. Y ahora mismo con mis nietos estoy en una situación que me encanta. Podría dedicar mi tiempo a otras cosas, pero una caricia de mis nietos es lo mejor, es mi día.

Y todavía te queda tiempo para colaborar en un grupo de teatro aficionado, Tambarilla.

Ese tipo de trabajo cultural me costó asumirlo como un voluntariado y es verdad que lo es, trabajamos de una forma voluntaria y trabajamos mucho. Poner en marcha una obra de teatro es difícil, los días anteriores estamos montando, viendo las luces, la música, el vestuario... Y luego hay que hacer la función.

URLs relacionadas