La crisis del voluntariado
Fecha: 28.05.2009 | Fuente: diariovasco.com
Hace diez días se suspendió la carrera atlética Arrasate-Oñati por falta de voluntarios para controlar los cruces. Es el último botón de muestra de una problemática que viene sufriendo el deporte guipuzcoano en los últimos años, que es generalizada y que va a más. Los organizadores de diferentes disciplinas coinciden en que cada vez es más difícil conseguir que la gente que ayude a cambio de nada, gratis, por amor al arte
Un ciclista recoge un bidón en la clásica de Legazpi. La labor de los voluntarios es vital para deportistas y organizadores. /MORQUECHO  
IÑAKI IZQUIERDO-  DV. Es una de las partes invisibles del deporte. Ingrata pero imprescindible. Organizar una competición exige un esfuerzo importantísimo y, en muchas ocasiones, la colaboración desinteresada de decenas de personas que ayudan por pura afición o por compromiso con su pueblo o ciudad. Son los voluntarios, un apoyo necesario para que el denso tejido deportivo del que tiene el privilegio de disfrutar Gipuzkoa y cuya importancia se valora más ahora, que empiezan a faltar.

El deporte guipuzcoano sufre una crisis del voluntariado que aprecian todos los implicados. Dos son los problemas principales: los organizadores afirman que la aparición de empresas profesionales en eventos o competiciones expulsa a los voluntarios, porque cuando hay personas que cobran es difícil convencer a otros para que trabajen gratis. Responsabilizan a las instituciones de promover este tipo de empresas. Los poderes públicos reconocen el problema y las disfunciones que causa, pero alertan también de que el cambio en los hábitos sociales hace inviable a futuro el esquema de funcionamiento de toda la vida.

Controlar carreteras

El problema es general y afecta a todas las especialidades. El ciclismo es de los más afectados. Controlar todos los cruces y evitar los peligros de las decenas de pruebas que se celebran por nuestras carreteras requiere un esfuerzo de organización imposible de realizar sin voluntarios. El presidente de la Federación Vasca de Ciclismo, José Luis Arrieta, tiene claro que «en cuanto se profesionalicen, como se están profesionalizando, una serie de grupos para sacar adelante unas organizaciones, el resto de voluntarios aprecian que hay una forma de vivir o de beneficiarse de algún dinero y no colaboran con ellos. Eso es lo que pasa con el voluntariado».

Arrieta explica que «siempre he sido contrario a que desde la administración se potencien esta serie de grupos porque conlleva, como estamos viendo, situaciones de profesionalización de algunos puntos y sin embargo el voluntariado va desapareciendo».
Y eso supone un problema muy grave para el deporte guipuzcoano porque «el voluntariado es totalmente necesario. Por ejemplo, en el ciclismo ahora están obligando a que haya responsables de grupo en cada organización, con entrevistas con la Ertzaintza para garantizar la seguridad. Desde Interior empiezan a exigir DNI a la gente que va a los cruces y todo es una complicación».

Hay pruebas en peligro. «En el ciclismo hay que hacer muchos esfuerzos. Ha habido clubs que han tenido que dejar de hacer la actividad por falta de gente. Clubs importantes, como la JOOG de Hernani, que llegó a hacer el Campeonato del Mundo profesional. Ahora están renaciendo un poco, pero tuvieron que dejar de organizar aficionados, juveniles y cadetes porque no había personal para organizar ni apoyar en los cruces. Alegia, que en su momento hacía siete pruebas y todas las que se le echaran encima, ahora tiene dificultades para renovar a la gente».

Y ése es otro grave problema, la falta de relevo para directivos que llevan muchísimos años dando el callo. «Todo el grupo que está ahora en la Guipuzcoana y yo estábamos por dejarlo si había un relevo, pero no lo hubo. Es un problema general. En todos los lados cuecen habas».

Problemas en el frontón

Y parece que es verdad, porque en un deporte que se juega bajo techo como la pelota y que, por tanto, necesita menos infraestructura, tampoco son ajenos a las dificultades. Juan Luis Ubera, organizador del Torneo de Elgeta, del Torneo DV y directivo de la Federación Vasca, confirma su preocupación: «El voluntario está a punto de desaparecer. El problema es que los jóvenes no quieren coger responsabilidades. Eso está claro. Para ayudar un día o dos no hay problemas, pero nadie quiere tomar responsabilidades en la organización».

Coincide con Arrieta en que «en la pelota antes no entraba gente en los frontones cobrando. Ahora, con los Ayuntamientos y la Diputación, sí. A la hora de la verdad los que cobran no aparecen y el voluntario dice "coño, estos que cobran no vienen y nosotros, a trabajar". Así es muy difícil. Si hay otros que cobran es complicado comprometer a la gente para que trabaje gratis».

Pero Ubera no se queda sólo con ese problema: «Eso, por un lado. Otra realidad es que los jóvenes hacen más deporte que nosotros pero cada uno a su manera, por su cuenta. A los espectáculos no van ni como espectadores. Es prácticamente imposible conseguir que la gente se comprometa».

Y su diagnóstico para el futuro es pesimista: «Eso no va a mejorar, irá a peor. Igual cobrando habría gente, pero para llevar un campeonato entero va a ser imposible. El panorama no es bueno. En Elgeta, por ejemplo, para ayudar un día no hay problema, pero para llevar el torneo sí, y eso que nosotros ahora tenemos un buen equipo. Otros años hemos tenido más problemas, pero el otro día, por ejemplo, estuvimos entre jueces, el del marcador y demás, ocho personas. Eso está bien».

El fútbol, amenazado

Tampoco el fútbol se salva de las apreturas, aunque no tiene cruces que controlar. Sus problemas son otros, pero este deporte también necesita la ayuda de los voluntarios. El presidente del Anaitasuna de Azkoitia, Joxe Iturbe, explica las dificultades que encuentran con la normativa vigente. «Nos piden que los entrenadores sean titulados y si tienes diez equipos, cada uno con su entrenador titulado, eso supone un dinero que los clubes no tenemos. Porque un entrenador titulado no viene si no hay dinero. Entonces, hay que poner a jóvenes del pueblo, si tienen ganas, y entrenador titulado para el primer equipo y poco más».

Coincide con el ciclismo y la pelota en que encontrar la colaboración de voluntarios es cada vez más difícil. «Nosotros llevamos veinte años y teníamos intención de dejarlo. Ahora hay un grupo nuevo, pero claro, tienen a los hijos jugando y, si no, no cogerían el equipo. La gente sube al monte, hace submarinismo o se va a esquiar. La cosa está así. Nosotros nos arreglamos como podemos, pero cada vez está más complicado. Por una parte, te piden tener entrenadores titulados, por otro, la gente no está dispuesta a trabajar gratis. Si no es el padre de algún jugador es muy difícil que entre gente al club».
Su percepción de futuro no es mucho más halagüeña que la de Arrieta o Ubera: «Veo negro el asunto. El voluntariado tiene un recorrido muy corto. Hay que pensar en algo nu

URLs relacionadas