Trabajar gratis por el prójimo
Fecha: 10.12.2005 | Fuente: laopiniondemalaga.com
Cuatro historias de entrega a los demás, protagonizadas por cuatro malagueños que, lejos de considerarse especiales, creen que convertirse en voluntario es lo mínimo que pueden hacer, además de una grata labor
Vocación. Julio Pulido, en la sede de la Cruz Roja. Gregorio Torres  
Ninguno de los cuatro voluntarios se siente especial. Es más, todos prefieren pasar a un segundo plano y resaltar el Voluntariado, más que al voluntariado. El caso es que podían haber tenido una vida más cómoda dedicándose, únicamente, al trabajo y la familia, pero un buen día decidieron hacer algo por los demás.
José Antonio Ruiz decidió convertirse en voluntario y ayudar a los drogadictos y sus familias tras pasar por la terrible experiencia de la droga. Ahora colabora en FEMAD, la Asociación Malagueña de Asociaciones de Drogodependientes, en la calle Empecinado.
Lo de Pepita Ruiz fue `el roce´, lo que hizo el cariño: pasaba todos los días por el Asilo de las Hermanitas de los Pobres y pensó que, al jubilarse, podría echar una mano en esta famosa institución. Ya lleva seis años y es una de las personas más queridas por los ancianos.
Julio Pulido lo tuvo claro cuando realizó un curso de primeros auxilios en la Cruz Roja, hace ya 12 años. Le gustó tanto la manera de trabajar y la labor que se hacía, que hoy coordina una unidad de atención a inmigrantes.
El más veterano en estas lides es Juan Antúnez, que hace 30 años preguntó a un jesuita dónde podía echar una mano en sus horas libres y éste le indicó el Psiquiátrico de San Juan de Dios, la antigua finca de los Heredia, atendida por los Hermanos de San Juan de Dios.

¿Y los jubilados? Son cuatro casos diferentes que demuestran que, en este mundo tan ajetreado, se puede encontrar tiempo para colaborar. Algunos de ellos creen que los jubilados malagueños con mucho tiempo y salud podrían convertirse en magníficos voluntarios. "Podrían hacer mucho, aunque fuera sólo una hora en la lavandería, planchando, cosiendo o ayudando en la comida", explica Pepita Ruiz. Como dice Juan Antúnez: "Es conveniente hacer alguna cosilla por los demás, aunque sea testimonial porque si no, pasa uno por la vida sin hacer nada".

José Antonio Ruiz. Voluntario de FEMAD: "Conseguí salvarme para luego salvar a los demás"
José Antonio Ruiz, de 32 años, ha estado en las dos orillas. "Fui toxicómano hace muchísimos años. Contacté con FEMAD a través de los folletos y conseguí salvarme para luego salvar a los demás".
En FEMAD, la Federación Malagueña de Asociaciones de Drogodependencia, colabora desde el año 1998. "Me gustaba mucho el Derecho y empecé en el servicio jurídico", explica. Ahora, José Antonio se dedica a repartir y explicar un manual de ejecución penitenciaria a presos. "El manual te explica los derechos de los presos, los recursos que tienen y la forma de ejercer sus derechos. Es una forma de que el preso sepa cómo defenderse".
Además de colaborar en el servicio jurídico de FEMAD, da charlas en los colegios, realiza cada año un encuentro, tareas administrativas..."lo que haga falta", comenta.
José Antonio, que siempre tuvo la inquietud de poder hacer algo por los demás, cree que su ejemplo de persona que ha salido de la droga, "hace que la gente te escuche de otra manera, le inspiras más confianza", incluidos los familiares de los drogadictos. "Esos son los que más te escuchan y quieren que le ayudes".
El ejemplo de este joven fue reconocido el año pasado con el Premio Almadraba, propuesto por la Asociación Cívica para la Prevención. José Antonio se muestra encantado con el premio, pero reconoce que "una de las mejores cosas que existen es el ayudar a los demás, esto te llena más que el que te paguen o te inviten a una cena".
Este voluntario está ilusionado con estudiar Derecho y preparar el acceso a la Universidad porque "no hay nada imposible". José Antonio anima a colaborar como voluntario en FEMAD. "La droga es una cosa muy extendida, nunca sabes si te va a tocar a ti y no cuesta nada ayudar. Es necesario contribuir un poquito, lo que se pueda, aunque sea una hora a la semana". Los interesados en colaborar o buscar información pueden llamar al 952 25 30 03.


Pepita Ruiz. Voluntaria Hermanitas de los Pobres: "Aquí te haces feliz a ti mismo ayudando al anciano"
"Cuando me jubile vendré a ayudar", se decía Pepita Ruiz cada vez que pasaba delante del Asilo de las Hermanitas de los Pobres. Por entonces trabajaba de gobernanta en el hotel Cervantes de Torremolinos. "Y a la semana de jubilarme vine aquí", explica. De eso hace ya seis años.
Desde entonces es una de las voluntarias del conocido Asilo de las Hermanitas de los Pobres, junto a la estación. "Empecé viniendo dos horas por la mañana y ahora estoy todo el día", explica. Esta voluntaria hace de todo en el asilo, limpio y reluciente gracias a la entrega de las religiosas: "Acompaño a los ancianos al médico, o para que salgan de compras...ellos son felices con vernos aquí".

Sin cansancio. Pepita Ruiz entra a ayudar a las 9.30 y colabora en la comida, "porque hay gente que no puede comer sola", comenta, regresando a las 5.30 hasta las 8 ó 8.30 y así todos los días, también los domingos y festivos. "Yo no me siento cansada, no es un trabajo agobiante, paseas con ellos por el jardín, charlas, les arreglas un armario...". Mientras habla, Pepita transmite felicidad. "La alegría que uno siente aquí ayudando a los demás no se puede expresar con palabras", confiesa.
Esta malagueña piensa que las personas jubiladas y con buena salud podrían ayudar bastante en el asilo. "Aquí podrían hacer mucho, aunque fuera sólo una hora en la lavandería, planchando, cosiendo o ayudando en la comida", destaca. En su opinión, "la gente que está aburrida horas y horas sin saber qué hacer, con que aquí vinieran una hora, seguro que terminarían aquí de voluntaria".
Según Pepita, "aquí vienes a hacer feliz al anciano y te haces feliz a ti mismo". En la actualidad, el Asilo de las Hermanitas de los Pobres cuenta con unos veinte voluntarios todo el día. "Los voluntarios somos una piña", explica. Estos días, Pepita prepara la función de teatro con los ancianos. Cuando termina la charla, vuelve con ellos con el semblante feliz. Para informarse sobre el Voluntariado, llame al 952 34 53 12.


Julio Pulido. Voluntario de Cruz Roja: "La mirada de agradecimiento de los inmigrantes es lo mejor"
El `flechazo´ de Julio Pulido con la Cruz Roja empezó en 1993, cuando realizó un curso de primeros auxilios. "Vi la labor que hacían y decidí meterme y aportar un poco". Con 31 años, este joven malagueño es el coordinador del Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencia (ERIE), dedicado a la atención de inmigrantes.
Disponibles en teoría las 24 horas del día, siete días a la semana, este estudiante de ingeniería técnica explica que, cuando llegan inmigrantes a las costas de la provincia, el centro coordinador de emergencias de Sevilla le avisa a él y a otros voluntarios por el móvil. "Somos un equipo muy grande, unas cien personas, así que si alguien no está disponible, llaman al siguiente".
Casi siempre, los inmigrantes son conducidos al Puerto, donde se encuentra la sede provincial de la Cruz Roja. Pero el ERIE ofrece tres tipos de intervención: ayuda humanitaria, asistencia sanitaria o rescate marítimo, "porque pueden venir por tierra o por mar".
Julio explica que, cuando atiende a los inmigrantes, frustrados por no haber conseguido su sueño de entrar en España, contempla "la decepción en sus ojos pero también la tranquilidad cuando nos ven llegar; saben que los vamos a ayudar y nos miran con buenos ojos", explica.
El coordinador del ERIE comenta que con las enseñanzas de primeros auxilios pueden ayudar en casos como una parada cardiorrespiratoria, movilización o hemorragia. "Hemos podido salvar vidas en muchos casos. Y es que la primera actuación muchas veces puede determinar que una vida siga o no", sub

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