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El voluntario se forma y desarrolla una sensibilidad, un respeto y
la aceptación del otro sin pretender cambiarlo. Se trata más bien de
ayudar a que lo haga quien lo desee, desde su propia realidad en la
maduración de sus señas de identidad.
Los que vivimos a pie de obra sabemos que no importa la edad ni la
salud que tenga el que se “conmueve” ante tanto dolor e injusticia para
que no pueda aportar regularmente una contribución, más cuando esto le
convierte en socio de pleno derecho dentro de la organización.
Dentro de la actitud fundamental del voluntario, aceptamos el
término “curar” desde su significado más auténtico: “cuidar”, que
conlleva “consolar”, “acompañar”, “simpatizar”, “empatizar”,
“compadecer”, “compartir”, “vivir-con”. De ahí “compañero-copain”: el
que comparte el pan.
Se trata de conocer al otro no sólo como “alteridad”, sino como
“reciprocidad” que supera la “tolerancia” que parte de una postura de
posesión de la Verdad, algo que nadie puede tener en propiedad.
Esta actitud es un activo irrenunciable ante tanto reduccionismo,
fanatismo, fundamentalismo, falso espiritualismo, antropocentrismo, con
un alienante “perfeccionismo” que tiene mucho de cátaro, de calvinista
y de pelagiano. Nadie es más que nadie. Por lo tanto, se trata de ser
consecuentes y adaptarnos a la realidad. Un necio, el que no sabe,
calificaría esta actitud como sincretismo, relativismo, materialismo o
panteísmo.
Sólo una actitud contemplativa, brotada del silencio, puede
fundamentar y dar sentido a un vivir coherente. Si el ser humano ha
nacido para ser feliz, la felicidad no puede ser separada de sus
raíces: ser uno mismo en plenitud y en libertad, aunque las
circunstancias nos encadenen, nos enreden, nos zahieran o nos hieran.
La libertad es consustancial a la persona, aunque como individuo pueda
padecer las mayores limitaciones efecto de las culturas, de las
tradiciones, de las circunstancias, y siempre de los abusos de poder.
De ahí que la paz sea fruto de la justicia y la felicidad tenga aroma
de serenidad, de sosiego y de radical alegría en un ser que asume su
condición y dice: “Está bien así. Yo sé quien soy”.
J.C.G.F.
Solidarios para el Desarrollo
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