"Portugalete tiene una gran presencia de solidaridad en los países de Latinoamérica"
Fecha: 13.03.2012 | Fuente: www.deia.com
La villa destina el 0,7% de su presupuesto a labores de cooperación. Una de ellas, la iniciativa que representa Sofialeticia Morales, de la Organización Panamericana de la Salud, que acerca a Portugalete los "Rostros, voces y lugares" de América latina donde colaboran los jarrilleros
Sofialeticia Morales posa junto al Puente Colgante. (T. de la Rosa)  

Su acento mexicano se acentúa aún más conversando bajo el rojo esqueleto del Puente Colgante, a cientos de kilómetros de Latinoamérica, la región que la ha traído hasta la villa jarrillera. Sofialeticia Morales, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), visitó ayer Portugalete para agradecer a sus vecinos la colaboración con el programa que coordina al otro lado del charco: Rostros, voces y lugares; una iniciativa en la que la villa participa por segundo año ayudando a El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá a mejorar su futuro a través de ofrecer las herramientas educativas necesarias a niños y adolescentes.

¿Cómo nace la iniciativa "Rostros, voces y Lugares"?

Nace como una iniciativa para dar respuesta a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Para intentar que se cumplan esos objetivos, marcados para el años 2015. Todas las agencias de Naciones Unidas nos coordinamos para monitorear y evaluar los avances que se hacen en este aspecto cada cinco años. En 2005, la primera de esas reuniones arrojó varias conclusiones dolorosas para nosotros como que a nivel mundial Latinoamérica es la región con menos equidad del mundo. Existen municipios muy pobres y eso requiere de una mirada subnacional, la misma que le otorga Rostros, voces y lugares.

Un trabajo en equipo, sin fronteras.

Existen ámbitos en los que no se puede trabajar por sectores, en los que necesitamos trabajar en común, sí. Los números de los ODM ponen sobre la mesa las historias de vida, los rostros; frente a un compromiso mundial de 189 jefes de estado y de gobierno de Naciones Unidas se impone la palabra de los pueblos, de las comunidades, y como no, procesos de participación como el que estamos teniendo desde Portugalete. Frente a comunidades y municipios invisibles se ponen en la mapa los lugares. Por eso surge esa iniciativa, para poner también los rostros en los países pobres de Latinoamérica.

La columna vertebral del proyecto es la educación. ¿Esa es la clave para el cambio?

Desde luego. La iniciativa se construye a través de una alianza entre la salud, la educación y el desarrollo. En los municipios en los que trabajamos el reto era conseguir que quien dirige el centro de salud y quien dirige la escuela den el paso a trabajar en común.

¿Y se ha conseguido?

A través de Rostros, voces y lugares hemos hecho que se trabaje en común. Hemos construido un trabajo vertebrado entre la escuela, la comunidad, el centro de salud, los habitantes, y obviamente los representantes, los alcaldes. Esta iniciativa cambia el proceso de niños, adolescentes y autoridades a nivel comunitario y municipal.

¿Cómo lo cambia?

A través de comprender y apropiarse de habilidades para la vida que les permiten dialogar y ver un proceso educativo como un proceso de conciencia. Eso es lo que hemos podido constatar a través de una experiencia piloto que hemos desarrollado en El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá.

Habilidades para la vida, ¿a qué se refiere?

Hemos destacado 95 habilidades para la vida como son el autoestima, la empatía; tener visión crítica frente a lo que pasa en el mundo; cómo conocer tu cuerpo; valorarte; asumir tu proceso de crecimiento como adolescente; cómo cuidar tu salud en términos de alejarte de tabaco o alcohol; qué implica decir no...

¿Y ven los resultados?

Se ven de una manera espectacular. Cuando un adolescente llega a fortalecer sus habilidades para la vida va fortaleciendo su carácter. Ese es el momento en el que se entiende que esas habilidades para enfrentarse a la vida vienen desde la salud pero se aprenden en la escuela, con los padres, desde modelos sociales, desde niños...

Este va a ser el segundo año en el que Portugalete colaborará económicamente con el proyecto. ¿Cómo se traduce su aportación?

Con la aportación de los vecinos de Portugalete se está ayudando a alrededor de 1.700 niños y adolescentes. Lo que hacemos con esa ayuda es contratar a expertos en el tema para formar a grupos comunitarios que transmitan a través de talleres esos conocimientos a los niños. Pero ese proceso no termina en el taller, sino que se inicia y continua ahora de nuevo gracias al apoyo de Portugalete. No es tanto el recurso material sino la gran presencia de solidaridad que Portugalete tiene en Latinoamérica.

¿Los vascos somos solidarios?

Mucho, y muy implicados en las causas en las que colaboran. En Portugalete sería bonito hacer llegar a los vecinos las fotografías de los 1.700 niños a los que están ayudando en Latinoamérica.

Han creado material gráfico con las impresiones de los vecinos de esos cuatro países, ¿qué destacaría de esas experiencias?

Llama mucho la atención sus opiniones después de poner en marcha la iniciativa. Explican, por ejemplo, que hablar de la sexualidad, con opiniones contrarias, les libera, les permite dialogar. La gente algo más mayor dice que a ellos igual no les ha dado tiempo a cambiar, pero que al menos lo van a poder hacer sus hijos. Con las herramientas que les damos van a poder construirse un futuro mejor.

¿Se cumplirán los objetivos del milenio en 2015?

Habrá países que sí, pero en Latinoamérica no lo haremos del todo. Nos van a quedar pendientes los deberes sobre todo en materia de mortalidad de mujeres al ser madres. Ese, y la empleabilidad de la gente joven deberían ser dos de los grandes objetivos a fijarse.

¿A fijarse en unos próximos objetivos de desarrollo?

Nosotros ya estamos pensando en unos ODM de segunda generación con criterios de equidad y universalidad porque esta vez no todos los países han tenido que implicarse de la misma manera.

Y después de 2015, ¿se pondrá fin a "Rostros, voces y lugares"?

Hemos involucrado mucho a las instituciones locales para que, una vez cerrados los ODM esta forma de trabajo siga desarrollándose.