Reducción de la pobreza y crecimiento: Círculos virtuosos y círculos viciosos
Fecha: 10.03.2006 | Fuente: Banco Mundial
América Latina necesita reducir la pobreza para impulsar el crecimiento
 

Los países de América Latina deben luchar contra la pobreza de manera más enérgica si desean alcanzar mayor crecimiento y competir con China y otras economías dinámicas de Asia, según afirma un nuevo informe del Banco Mundial.

Según el informe Poverty Reduction and Growth: Virtuous and Vicious Circles (Reducción de la pobreza y crecimiento: Círculos virtuosos y círculos viciosos), si bien el crecimiento es clave para la reducción de la pobreza, es la propia pobreza la que impide alcanzar tasas de crecimiento altas y sostenidas en América Latina, región que continúa siendo una de las más desiguales del mundo y donde casi la cuarta parte de la población vive con menos de US$2 al día.

Mientras China experimentó un crecimiento anual per cápita de aproximadamente 8,5% entre 1981 y 2000, factor que redujo la pobreza en el país en 42 puntos porcentuales, el PIB per cápita de América Latina disminuyó 0,7% durante los años ochenta y aumentó en alrededor de 1,5% al año en los años noventa, sin generar cambios significativos en los niveles de pobreza.

Según el estudio, elaborado por los economistas del Banco Mundial Guillermo Perry, Omar Arias, Humberto López, William Maloney y Luis Servén, si el nivel de pobreza disminuye en 10% y todos los demás factores permanecen inalterados, el crecimiento económico puede aumentar en 1%. A su vez, un aumento de 10% en los niveles de pobreza hace descender la tasa de crecimiento en 1% y reduce las inversiones hasta en 8% del PIB, en especial en países con sistemas financieros subdesarrollados.

Esta situación se debe a que los pobres, quienes por lo general carecen de acceso a créditos y seguros, no están en posición de emprender muchas de las actividades rentables que desencadenan la inversión y el crecimiento, lo que produce un círculo vicioso en el que el bajo nivel de crecimiento deriva en un alto nivel de pobreza y este último deriva a su vez en un bajo nivel de crecimiento.

Por ejemplo, las regiones pobres que carecen de infraestructura no son capaces de atraer inversiones; los hogares pobres, enfrentados a escuelas de menor calidad y altos costos de oportunidad, no invierten lo suficiente en la educación de sus hijos. Por su parte, los países pobres, incapaces de reducir las disparidades en los ingresos, enfrentan el agravamiento de las tensiones sociales que a su vez hacen difícil que prospere un clima comercial favorable.

Para trasladarnos de un círculo vicioso a uno virtuoso, debemos atacar la pobreza decididamente y en varios frentes, proceso que redunda en mayor crecimiento y a su vez, reduce la pobreza”, sostuvo Guillermo Perry, economista principal del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “La lucha contra la pobreza no sólo sirve a los pobres, también es positiva para toda la sociedad”.

El estudio señala que una estrategia de lucha contra la pobreza en pro del crecimiento debería buscar mejorar la calidad de la educación, ampliar la cobertura en los niveles secundarios y terciarios e impulsar inversiones en infraestructura para beneficiar a las regiones rezagadas y aumentar el acceso de los pobres a los servicios públicos.

Además, dicha estrategia debe ampliar el acceso a servicios crediticios y financieros, mantener la estabilidad macroeconómica y poner en marcha políticas sociales eficaces, tales como programas de transferencias condicionadas en efectivo que proporcionen dinero a las familias pobres, siempre y cuando éstas mantengan a sus hijos en la escuela y los lleven al médico. Algunos ejemplos de estos programas son Bolsa Familia en Brasil, Oportunidades en México y Familias en Acción en Colombia.

El informe señala que las estrategias focalizadas de lucha contra la pobreza son particularmente importantes para complementar políticas en pro del crecimiento como es el caso de la liberalización del comercio que, si bien es esencial para el crecimiento a largo plazo y la lucha contra la pobreza, puede también tener efectos negativos a corto plazo sobre la pobreza y la desigualdad.

“Los beneficios del comercio pueden acrecentarse en gran medida si los países complementan sus acuerdos con inversiones en áreas tales como educación, infraestructura y transferencias condicionadas para las regiones y los campesinos pobres que podrían salir perjudicados de la transición”, agregó Perry.

Para llevar adelante una estrategia de lucha contra la pobreza en pro del crecimiento, el estudio recomienda a los países mejorar en primer lugar la equidad de los programas de gasto público orientándolos hacia quienes realmente los necesitan, en lugar de gastar recursos en subsidios dirigidos a los sectores acomodados, tales como el consumo de energía, las pensiones y las universidades públicas. Además, los países deben mejorar la eficacia de sus políticas sociales y en la mayoría de los casos, aumentar la recaudación impositiva a través de sistemas tributarios que reduzcan al mínimo los efectos negativos sobre la inversión

Según sostiene el informe, “Transformar el Estado en un agente que promueva la igualdad de oportunidades y practique la redistribución eficaz es quizás el desafío más urgente que enfrenta América Latina a la hora de poner en marcha mejores políticas que estimulen el crecimiento y al mismo tiempo reduzcan la desigualdad y la pobreza”.

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