Cuando los jóvenes descubren su poder para cambiar el mundo
Fecha: 14.12.2008 | Fuente: gaceta.es
Los adolescentes se lanzan a la creación de organizaciones de voluntariado para ayudar a los más necesitados
Simón fundó a los 16 años Minga —palabra quechua que significa “unión de una comunidad para...  

Jane Lampman / CSM

Los ricos y famosos suelen acaparar los titulares por sus donaciones a organizaciones benéficas. Pero hay otro grupo de activos filántropos que también está dejando su huella. La gente joven, desde que se encuentra en el colegio y más adelante, luchan como nunca por influir de forma directa en el mundo. A través de internet realizan donaciones a sus proyectos favoritos en el extranjero y crean sus propias organizaciones para apoyar causas sociales. Se convierten así en personas magnánimas en los consejos de las fundaciones para fomentar el cambio en sus países de origen.
 
"Para la gente joven, involucrarse en proyectos solidarios se ha convertido en un valor", dice Claire Gaudiani de el Heyman Center for Philanthropy and Fundraising de la Universidad de Nueva York. "Muchos han visto de primera mano dónde están las necesidades".
 
Algunos adolescentes se han concienciado gracias a las actividades de voluntariado. Muchos han visto a famosos que promueven causas valiosas. Y otros han viajado con sus familias y han visto los problemas a los que muchos niños se enfrentan en otros países.

Trabajar por el bien común

Katia Simon, es una adolescente de Newton (Massachussets) de 16 años. Comenta que haber hecho un largo viaje con su familia a países en desarrollo cuando estaba en secundaria le abrió los ojos. Y cuando hace dos años oyó hablar de explotación sexual de los niños en algunos de estos lugares, supo que tenía que hacer algo. “Oí hablar de un centro de rehabilitación para niños en Filipinas y hablé con otros amigos de la posibilidad de recaudar 5.000 dólares con un mercadillo en el jardín”. “La gente pensaba que era imposible pero conseguimos 6.500 dólares”.
 
Animada por este éxito, Katie fundó Minga (mingagroup.org). Una organización creada para informar a otros sobre la lacra de la explotación sexual de menores y captar fondos para combatirla. Minga es una palabra en quechua, una lengua nativa de América del Sur, que significa “la unión de una comunidad para trabajar por el bien común”). Por el momento, la organización ha recaudado 40.000 dólares. Con ese dinero la organización ha construido el centro de rehabilitación y tiene en marcha otros proyectos en Guatemala, Tailandia y Boston.
 
Katie ha empleado entre 20 y 30 horas a la semana para realizar este trabajo y está convencida de que vale la pena. “He descubierto mi propio poder para cambiar el mundo y he conectado con algunas personas estupendas. He visto el lado bueno de todo el mundo. Es maravilloso”. Fruto de su trabajo, el mes pasado, Katie ganó un Global Action Award que se entrega a los jóvenes líderes por el grupo de ayuda internacional Mercy Corps.
 
La tecnología también ha ayudado a formar esta nueva generación de donantes y empresarios sociales. La web facilita la comunicación global y la construcción de redes y facilita la donación.

El poder de la Red

Talia Leman, una adolescente de Iowa, se inició en tareas solidarias después del huracán Katrina. A los 10 años, empezó un proyecto llamado TLC para mitigar los efectos de la catástrofe. Escribió una nota en papel de rayas y lo envió a las cadenas de televisión. En él invitaba a los niños a que pidieran dinero en Halloween además de golosinas.
 
Con la ayuda de un adulto amigo suyo creó un sitio web y se puso en contacto con 4.000 niños de todo Estados Unidos. Consiguieron diez millones de dólares. La cadena americana ABC señaló que esa cantidad equivalía a las donaciones realizadas por las cinco mayores compañías de Estados Unidos.
 
Esta experiencia le llevó a Talia a crear RandomKid. Una institución que apoya a los niños de todo el mundo a realizar sus propios proyectos. "Cuando hablo en los colegios, los niños a menudo vienen y me dicen: ‘Tengo esta gran idea. ¿Cómo puedo ponerla en práctica?", comenta Talia, que actualmente es consejera delegada de la fundación. Y que ha trabajado con niños de 20 países.
 
Hace unos días la fundación celebró una videoconferencia en la que participaron alumnos de cinco estados junto al empresario surafricano que ha desarrollado el sistema Playpump, que permite abastecer de agua potable a las comunidades rurales.
 
Los estudiantes han captado suficientes fondos para su segunda bomba de agua. Al oír esto, “el empresario Trevor Field dijo que sabía de una comunidad en Malaui que necesitaba desesperadamente una, y empezó a moverse inmediatamente.

URLs relacionadas