Imagen: bolunta.org

Amaia De La Cal . bilbao. De las 900 asociaciones de voluntariado que actualmente están registradas en el censo, Bolunta, la agencia para el voluntariado y las asociaciones, estima que un 30% no está funcionando en la actualidad. Aunque no hay ningún estudio al respecto, en rondas telefónicas realizadas por esta entidad se ha comprobado que de cada diez asociaciones contactadas, tres están inactivas pese a seguir estando dadas de alta. Asimismo, en los últimos tiempos, se está ralentizando la constitución de nuevas asociaciones y muchas de ellas están desapareciendo a pesar de que el nivel de participación de voluntariado ha aumentado.

A pesar de que es pronto para determinar las causas de este fenómeno, y más aún, para poder establecer si es un hecho meramente circunstancial o si responde al comienzo de una tendencia de descenso del asociativismo en Bizkaia, Nacho Arnaiz, presidente de Bolunta, presenta su propia percepción al respecto. "Muchas de las organizaciones desaparecen o dejan de desempeñar su función, bien porque en su día tenían sentido y daban respuesta a las necesidades que hoy en día no lo son tanto, o porque no hay gente que asuma el relevo y tire del carro". Antiguamente, aquél que no tenía ningún compromiso con la sociedad era "el bicho raro, pero la realidad social está cambiando en todos los escenarios de la vida y esto está afectando al movimiento asociativo. Hoy en día, enredarse en un proyecto de estas características cada vez cuesta más", asegura Arnaiz.

Sin embargo, el número de personas interesadas en el voluntariado ha aumentado en Bizkaia. Actualmente, al año, Bolunta mueve una masa de 250 personas que trabajan en alguna ONG y que, aunque el perfil predominante es el del colectivo femenino (70%) y fundamentalmente de entre 25 y 39 años, la franja de edad está creciendo ya que cada vez hay más gente jubilada que se acerca a este tipo de asociaciones.

"Es gente que no quiere renunciar a la vida activa que ha llevado y aunque no son tantos como el voluntariado joven, éstos permanecen más tiempo colaborando", explica. La participación de los jóvenes es más efímera en el tiempo. Dentro de la población de Bizkaia, aparte del porcentaje de personas que son voluntarias en la actualidad, existe un 13,7% de mayores de 18 años que, habiendo sido voluntarias en alguna ocasión anterior, ya no lo son. Es decir, el porcentaje de personas ex voluntarias en Bizkaia resulta mayor que el del voluntariado actual -casi un 11%- y que, de haberse mantenido, supondría casi un cuarto de la población vizcaina.

Estos son conocidos como el voluntariado perdido. "El colectivo joven es muy inquieto y dedican menos tiempo al voluntariado porque sus motivaciones están supeditadas a sus intereses personales. Muchas veces, lo académico justifica la entrada en una entidad y esto termina por condicionar al joven", señala. Además, el director de Bolunta afirma que a veces, las propias organizaciones no están preparadas para acoger las inquietudes de los jóvenes. "A una persona mayor es más fácil integrarla en un programa de voluntariado porque los jóvenes son más inestables y les cuesta más comprometerse". Es por ello que en ocasiones no encuentran respuesta en algunas entidades que requieren una mayor constancia y cierta seriedad. Por todo ello, "las entidades tienen que abrir posibilidades de participación más accesibles y menos exigentes en cuanto a horarios y rigidez".

Solidaridad en Bizkaia

Tradicionalmente Bizkaia ha contado con una sociedad especialmente movilizada, con un índice asociativo muy alto y presente en ámbitos laborales, sindicales y deportivos entre otros, y con una gran disposición a la hora de trabajar en favor de la integración social y los colectivos menos favorecidos.

Arnaiz aclara que "el que haya mucho o poco voluntariado en una provincia, no se traduce a que ésta sea solidaria". Entiende que no se mide en función de la cantidad del voluntariado porque la solidaridad es un término mucho más amplio. "No necesitamos muy buenos voluntarios, sino buenos ciudadanos que atiendan las necesidades de su hogar, familia o amistades. La solidaridad es una actitud global que define a un ciudadano y el voluntariado es una pequeña fórmula para ser un ciudadano con mayúsculas".

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